Crónica - Electric Mary - Madrid, noviembre 2012

- RUDEZA AUSTRALIANA

El año pasado descubrí (en concierto) una animalada de grupo, una de esas que tanto están viniendo últimamente (gracias) desde Australia. Su nombre es Electric Mary, y el pasado 16 de noviembre, reventaron La Boite durante una hora y media.

Lamento confirmar a la amiga que me habló de ellos que, sí, fue mejor éste.

Lo que hace que un concierto suba a las nubes o baje al infierno, es la actitud, ya lo he dicho más de una vez. Bien. A estos tipos, otra cosa puede que no, pero actitud les sobra. Son una verdadera apisonadora. Su descaro, chulería e implicación, sólo son comparables a su contundencia, su insistencia y su calidad.

Comenzó primero la banda sin su cantante, con una intro, para dar lugar a "Let me out" al salir al escenario su enorme "frontman", Rusty. Tan solo con eso, ya tenían en el bolsillo a toda la sala, llena y expectante ante lo que íbamos a ver. A partir de ahí, "One in a million", "No one does it better than me"... repasando sus tres CD's y cuatro EP's, sin parar casi entre canción y canción, con poca charla y sin anestesia.

El buen sonido, aunque demasiado alto, favoreció su tipo de guitarreo. Es pesado (no porque aburra, al contrario), duro, denso, constante, pero con buenos arreglos y matices inesperados en los solos. Hard rock clásico, sin adornos, crudo, en plan "australiano". Temas como "Gasoline and guns", "Luv me" y "O.I.C.", son prueba de todo ello.

Eso sí, en el concierto no hubo lugar para baladas. La intensidad iba en aumento, sin descanso. No es un grupo de esos que van "a lo suyo". Electric Mary necesita el contacto con la gente, y no paraban de provocarlo, dedicando todo tipo de miradas, gestos y poses (sí, obscenas también), tanto a los objetivos de las cámaras, como directamente a los ojos de cada uno de los asistentes. Cuernos, chuparse dedos, meterse el micro por dentro del pantalón, apuntar con el mástil ...

Que los bajistas son "de otra especie", es conocido y opinado por muchos. Incluso, alguno se atreve a decir que tienen "mundo propio". El de Electric Mary es espectacular. No paró en todo el concierto (quizá ayudado por algún tercio "de trago" que otro), bajó a tocar entre el público, se le quedaba pequeño el escenario, incitaba y animaba a la gente.

Pero su directo no sólo se sostiene gracias a su derroche de energía. Poseen calidad, seguridad y eficiencia como músicos, además de contar con buenas composiciones. Un enorme "Do me (long way from home)", dió paso a un (más enorme si cabe) "My best friend", con sólo de batería incluido.

Y no hubo lugar para bises. El concierto acabó y acabó de verdad, por mucho que la gente pidiera más.

Una vez más, quedó demostrado que el rock es un modo de vida, de pensar, de respirar ... Electric Mary lo tienen claro. Yo también. Y estaré ahí cuando vuelvan.
Nos vemos.