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Crónica - Stacie Collins - Madrid, 2012

- LA "BÚSQUEDA" DE LA ROCKERA DE NASHVILLE
Un amigo, al salir del concierto, me dijo algo así: "nunca había visto a nadie que buscase tanto a la gente". Eso es lo que hace Stacie Collins en directo.
Uno de los "trucos" al "enfrentarte a las masas", ya sea en una conferencia o en un concierto, es mirar por encima de las cabezas de la audiencia (da la impresión de que te miran, pero realmente no lo hacen). Stacie no. Ella te mira de verdad, te busca, te dedica el concierto, te regala su esfuerzo, canción tras canción.
Esa dedicatoria, es lo que encontramos el pasado 28 de marzo de 2012 en La Boite.
Arrancó con "Baby Sister", ahí, al grano, y el contagio de su ilusión a toda la audiencia, resultó inmediato.
Por si alguno tenía dudas sobre "de qué iba el concierto", nos soltó dos bombazos como "Hey Mister" y (mi esperado) "It Ain't Love". Rock directo, vacilón, gamberro, divertido, incluso sexy en ocasiones, y encima con calidad.
A partir de entonces, tuve la sensación de que, hiciera lo que hiciera, tanto Stacie Collins, como cualquiera de la banda, la sala continuaría con una sonrisa de oreja a oreja. No me equivoqué.
Mirar a mi alrededor significaba ver una extensa colección de caras embobadas con lo que estábamos viendo.
Así fuimos disfrutando con cada tema, dejándonos llevar por el ritmo marcado por su armónica, ya fuera más calmado o más acelerado.
Mrs. Collins continuaba buscando cruces de miradas con el público. Y vaya si los conseguía.
Lo mismo hacía con los fotógrafos citados al evento. A veces me dió la sensación de que era ella la que seguía nuestros movimientos, y no nosotros a ella, como suele ser.
Incluso recurrió a algo muy de moda últimamente, como es "bajarse al foso". Se mezcló entre la gente sin parar de tocar la armónica, y sin parar de sonreír.
Cuando parecía que había una pausa, nos lanzó, directos a la yugular, "Tied To You", ese pegadizo tema que merece ser nº1 en cualquier lista.
Eché de menos "Lucky Spot", una gran canción country. Pero si os digo la verdad, visto lo visto, poco importó.
Se mostró cómplice con la banda. Aunque, obviamente, su marido y bajista, Allen Collins, digamos que ... tenía "enchufe".
Cambiaron batería y guitarra, respecto a su anterior visita a España. Pero lo que no cambiaron ni un ápice, fue su entrega.
Gracias a su mucho rock, un poco de country y algo de blues, revolucionaron nuestros estados de ánimo, dándonos una sobredosis de "felicidad rockera", tan necesaria en tiempos difíciles.
Y así de feliz y agradecida se mostró, tras acabar su único bis de la noche "It's A Long Way To The Top", de AC-DC.
Curioso broche a un concierto corto (14 temas), pero muy intenso.
Después hubo turno para charlar un poco con ella (sigue siendo un encanto) para darle las gracias por su pasión en directo. Firmó sus discos a todo aquél que se acercó. E incluso firmó (no sin cara de sorpresa) la armónica de un amigo.

Hasta su próxima visita, nos queda anhelar un nuevo disco que nos llene el vacío que nos dejó al marcharse.
Así da gusto.
Nos vemos.

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