Cuando vamos a ese gran festival de rock, llamado Azkena, todos tenemos nuestros favoritos, nuestros "tapados", nuestras "apuestas" personales...
Mi apuesta el año pasado eran los australianos Dirty York. Lo cierto es que jugaba con ventaja, ya que había tenido el privilegio de poder escuchar sus dos pedazo de discos, "Waiting On St. George" y "Say Goodbye To Diamonds".
El mes que viene, concretamente, martes 10 de abril, tendremos la oportunidad de disfrutar con ellos en directo, en La Boite a las 22:30h, por 12€ (venta anticipada).
Pero volviendo a sus discos, graban en Australia (hacen patria, de hecho), componen todas sus canciones, e incluso producen sus obras.
Para mí, lo tienen todo. Imagen, actitud, calidad musical, temas acojonantes, gran directo... y pureza.
Sí, es cierto que se parecen a nuestros queridos Black Crowes, pero es como si esta película de las comparaciones no fuera con ellos. Digamos que Dirty York son más "salvajes". Los Cuervos ya están más "mansos" (bendita mansedumbre, por otra parte).
Su visita el año pasado en Vitoria, sorprendió a muchos y confirmó lo que algunos esperábamos. Es una banda de rock de las de verdad.
Ver a uno de sus guitarristas (Benny) subido en lo más alto del escenario, por encima de las luces, haciendo fotos mientras tocaban otros grupos, dejaba claro que disfrutaban.
Aún así, cuando les tocó el turno, empezaron el concierto presa de esos nervios que te hacen ir "acelerado". La voz de Shaun recuperó su estado natural en el segundo o tercer tema, y con ello, el grupo sonó compacto, contundente y preciso, dejando ese "olor a rock" de las grandes citas.
Nos hacen disfrutar con su rock recién salido de lo más profundo de sus entrañas. Sin "sobreproducciones", con eso que suena tan bonito como "el alma desnuda". Ese rock puro y duro es lo que nos darán próximamente, tal y como nos prometieron el año pasado en Vitoria.
Realmente es lo que hicieron, prometer volver en primavera de este año. Y lo han cumplido. Recuerdo su paciencia, ilusión, conversación y alegría al día siguiente de su concierto, mientras la gente abordaba su mesa no dejando que terminaran sus cervezas...
Y con esa misma ilusión, no olvidaré que antes de su concierto, al verme con la camiseta que me compré de unos tal "Dirty York", me hicieron sentir como si yo fuera el artista. Fliparon al ver un tipo con una camiseta suya, sacaron el móvil, y se hicieron fotos conmigo. Me partía de risa.
En definitiva, gente accesible, aunque sean muy altos (que lo son), sobrados de energía y buen humor. Y una curiosidad, conocen USA, pero según dicen, se quedan con Europa.
Todo eso veremos en concierto, pero sobre todo calidad y pureza de una banda australiana, llamada a seguir escribiendo grandes noches de rock.
Nos vemos.
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Edu.