Imaginad la situación: estás en casa, un día cualquiera, uno de esos días que podría resultar anodino. Y sin saber el motivo, te notas raro. Esa extrañeza te resulta familiar en el fondo. Realmente llevas ya un tiempo, no mucho, notando esa sensación. Lo que, aparentemente, te debería incomodar, te da bienestar. Raro... La gente tiene una manía, bastante molesta en mi opinión, que provoca auténticas frustraciones e injusticias. Poner etiquetas, jodidas etiquetas. He pensado sobre ello, y la única explicación que encuentro para ponerlas es para "facilitar el trabajo" en la vida. "Fulano es tal cosa, me lo ha dicho mi amigo". Y sin más, lo creemos. Vamos a ver... verdaderamente eso significa "no pensar". Pues no, hay que pensar. Formarnos nuestras propias opiniones es un poco más costoso, pero infinitamente más maravilloso. Pero claro, nos gusta que nos den las cosas hechas, ¿verdad?... Será por las prisas... Vivimos atenazados constantemente...